domingo, 23 de enero de 2011

DECÁLOGO DEL BUEN DELINCUENTE, por Emilio Calatayud

Décalogo

1: Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.
2: No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
3: Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.
4: No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
5: Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.
6: Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.
7: Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.
8: Déle todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.
9: Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.
10: Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.

“Y cuando su hijo sea ya un delincuente, proclamad que nunca pudisteis hacer nada por él”.


Emilio Calatayud

1 comentario:

  1. Mónica, según S.Sª el Magistrado Calatayud, todo está bien y los niños están mal ¿no? Vamos que los niños que antes venían de Paris ahora hay que pedirlos a USA, o a Japón que tienen menos coste ¿no?. Nada pasó con planes de estudios fustrantes, nada pasó con creencias abandonadas, nada con el cambio social al respecto de los ancianos, nada con la familia desestruturada... Opino que tiramos la casa vieja sin tener construida la nueva y, eso, sin que me declare descartiano, no fue lo que aconsejo Descartes. No obstante, tiene razón SSª, pero estos niños no son más que los niños de una crisis entera y, como sabemos, una crisis es la pedida a grito de un cambio en las estructuras. Un beso. Eugenio

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