jueves, 17 de noviembre de 2011

No nacemos para ser perfectos, sino para ser felices


Hoy, un buen amigo me ha hecho pensar solo con una frase que me ha mostrado: “Las personas no nacemos para ser perfectas, sino para ser felices”; y de pronto, como si una luz se encendiera en mi mente he descubierto el título de la conferencia que voy a impartir el 1 de Diciembre a raíz del DIA de la Discapacidad organizada por la Asociación ASPROCON, dedicada a padres con niños con discapacidad.

Y creo que con esta frase se encierra muy bien lo que queremos expresar en esa charla.

Después de trabajar durante cinco años como monitora de niños autistas en Sevilla y tras cinco años de trabajo en consulta  con niños con diferentes discapacidades (diez años que se dice pronto) he aprendido más de lo que podría haber imaginado alguna vez. Pero no solo los niños merecen mi total admiración y aprecio. Sus padres so la maquina que mueve constantemente la fuerza y voluntad de su hijo. Admiro como han ido enfrenándose a cada etapa de su hijo, a veces con mucha frustración y otras con gran alegría. Cada avance en su evolución es recibido por ellos como la mejor noticia del año y su mayor anhelo es que ellos sean felices.

Cualquier padre quiere esto para sus hijos, es innegable el deseo de plenitud para todos los niños, pero, a veces, en el “quehacer” diario no se dan cuenta de esa evolución maravillosa.

Es justamente cuando sufren algún tipo de discapacidad cuando valoran cualquier tipo de logro en ellos, por muy pequeño que sea.

Estos padres sufren en silencio, sentimientos tales como incomprensión, injusticia, frustración y tristeza les embargan. La palabra ¿y por qué a mi? ¿Y por qué a mi hijo? es repetida en su mente hasta la saciedad. Dichas preguntas se entremezclan con las ganas de seguir luchando hasta que el cansancio vuelve a tambalearles.

El nacimiento de un hijo es la mayor alegría de la vida, es ofrecer al mundo algo de ti y ayudarlo a crecer. No podemos concebir el hecho de que sea imperfecto física o psicológicamente. Rompe esquemas y rompe nuestra supuesta línea de la vida tan bien planeada por nosotros.

Esta frustración se transforma con los años en un sentimiento de sabiduría emocional. Ellos están por encima de otros que no han pasado por tal situación. No porque se lo crean sino porque simplemente saben mas del sufrimiento que nosotros. Valoran a su hijo no por como es sino por lo que es y como les hacen sentir. Aceptan con los años la totalidad de su ser y aprenden que su hijo no nació para ser perfecto sino para ser feliz.

Admiro profundamente a estos padres, el cariño que desprenden es maravilloso y la enseñanza de sus palabras es pura sabiduría.

El día 1 de Diciembre espero estar a la altura de sus expectativas y hablarles desde el corazón, porqué os aseguro que es lo que voy hacer.

Un abrazo

viernes, 11 de noviembre de 2011

Crecer ante la adversidad


A veces no me entiendo, pero creo que soy como la mayoría de las personas que habitan este planeta. No me entiendo por muchas razones, pero creo que forma parte de la cultura que nos han transmitido y de la propia forma de ser de cada uno. En este mundo, al menos el que yo conozco, se valora la perfección, el triunfo y el dinero. Aunque suene duro decirlo en muchas ocasiones si no eres, no triunfas.

En mi caminar a lo largo de estos años como psicóloga he descubierto muchas situaciones que hacen que contradiga todo lo anterior expuesto. He conocido tantas y tantas personas que su lucha diaria no tiene nada de perfecto, de triunfo o de monetario. Podría contar mil anécdotas, entre ellas mujeres y hombres que han pasado por enfermedades y las han salvado, personas que quieren ser mejor personas, grupos  que quieren reír y solamente reír, gente que trabaja para llevar comida y seguridad a su casa, padres de niños con dificultades que dicha dificultad les han hecho ser mejor personas y valorar cosas que pocos pueden. El triunfo de sus vidas es seguir viviendo con dignidad y con capacidad, con humildad y con corazón.

He cometido muchos errores en mi vida, y los he intentado solventar de la mejor manera posible, he luchado contra mi misma y sigo haciéndolo. Cambiar mis prioridades es mi meta, no porque las actuales sean malas sino que hacen que sea más limitada.

Me he encontrado en estos últimos tiempos con ciertas murallas que solo y únicamente me las he puesto yo. Y es difícil dar responsabilidades a uno mismo cuando solo quiere ser mejor y no piensa en lo que es peor. Agradezco profundamente los palos que me da la vida, porque hacen que no me achique y salga adelante, de una u otra manera, y espero que reaccione así a todos los palos que me siga dando esta amada vida que tengo.

Si tuviera que elegir entre tener o no tener dificultades en esta vida, elegiría tenerlas, porque hacen que me levante con más fuerza y con más ganas.

Nos atamos a situaciones que creemos inamovibles y no quiero ser así, siento que así me dificulta mi crecimiento personal, voy a intentar interiorizar que la vida no es fija, y que hoy soy así y hago esto y mañana quizá no lo hago. Por supuesto quisiera ser Psicóloga toda mi vida, pero no se que trabas me pondrá la vida y que situaciones viviré para que eso se mantenga así. Prefiero vivir con la constancia de que hoy es hoy y mañana puede que todo cambie y para ello quiero estar preparada mentalmente, las cosas no son fijas ni por mucho que yo quiera intentarlo ni por mucho que la vida me lo plantee así.

No quiero dar ejemplo ni predicar, solo quiero hacer ver que la vida, aunque complicada y a veces incomprensible siempre nos sitúa en medio de encrucijadas y tú debes de elegir por que camino seguir, si te mantienes inmóvil lo más seguro es que no seas feliz.

A pesar de los palos que me da la vida, siento profundamente la necesidad de cambiar, y de tener mejor vida, no externamente sino internamente. No voy a soñar ni a imaginar, sino voy hacerme partícipe de esos cambios  y contemplarlos desde el protagonismo que la vida me ofrece.

Me plateo muchas cosas, pero la primera es saber que hoy lo que hago no es para siempre, y que mañana puede que mi vida sea diferente. Por tanto, llenemos de cartuchos las ideas de mi cabeza y rompamos lo estático para llegar a ser al menos mejor persona, mejor mujer, mejor profesional allá donde vaya. Trabajo difícil pero seguro que enriquecedor. No me achico ante los problemas sino que me crezco como árbol cuando lo riegan. Dicho árbol tendrá un tronco fuerte si es regado con frecuencia y sabiendo que el tiempo puede cambiar pero que sus raíces están llenas de vida.

Un abrazo