Hoy, un buen amigo me ha hecho pensar solo con una frase que
me ha mostrado: “Las personas no nacemos para ser perfectas, sino para ser
felices”; y de pronto, como si una luz se encendiera en mi mente he descubierto
el título de la conferencia que voy a impartir el 1 de Diciembre a raíz del DIA
de la Discapacidad
organizada por la Asociación ASPROCON ,
dedicada a padres con niños con discapacidad.
Y creo que con esta frase se encierra muy bien lo que
queremos expresar en esa charla.
Después de trabajar durante cinco años como monitora de
niños autistas en Sevilla y tras cinco años de trabajo en consulta con niños con diferentes discapacidades (diez
años que se dice pronto) he aprendido más de lo que podría haber imaginado
alguna vez. Pero no solo los niños merecen mi total admiración y aprecio. Sus
padres so la maquina que mueve constantemente la fuerza y voluntad de su hijo. Admiro
como han ido enfrenándose a cada etapa de su hijo, a veces con mucha frustración
y otras con gran alegría. Cada avance en su evolución es recibido por ellos
como la mejor noticia del año y su mayor anhelo es que ellos sean felices.
Cualquier padre quiere esto para sus hijos, es innegable el
deseo de plenitud para todos los niños, pero, a veces, en el “quehacer” diario no
se dan cuenta de esa evolución maravillosa.
Es justamente cuando sufren algún tipo de discapacidad
cuando valoran cualquier tipo de logro en ellos, por muy pequeño que sea.
Estos padres sufren en silencio, sentimientos tales como incomprensión,
injusticia, frustración y tristeza les embargan. La palabra ¿y por qué a mi? ¿Y
por qué a mi hijo? es repetida en su mente hasta la saciedad. Dichas preguntas
se entremezclan con las ganas de seguir luchando hasta que el cansancio vuelve
a tambalearles.
El nacimiento de un hijo es la mayor alegría de la vida, es
ofrecer al mundo algo de ti y ayudarlo a crecer. No podemos concebir el hecho
de que sea imperfecto física o psicológicamente. Rompe esquemas y rompe nuestra
supuesta línea de la vida tan bien planeada por nosotros.
Esta frustración se transforma con los años en un
sentimiento de sabiduría emocional. Ellos están por encima de otros que no han
pasado por tal situación. No porque se lo crean sino porque simplemente saben mas
del sufrimiento que nosotros. Valoran a su hijo no por como es sino por lo que
es y como les hacen sentir. Aceptan con los años la totalidad de su ser y
aprenden que su hijo no nació para ser perfecto sino para ser feliz.
Admiro profundamente a estos padres, el cariño que
desprenden es maravilloso y la enseñanza de sus palabras es pura sabiduría.
El día 1 de Diciembre espero estar a la altura de sus
expectativas y hablarles desde el corazón, porqué os aseguro que es lo que voy
hacer.
Un abrazo
No hay comentarios:
Publicar un comentario